CUENTOS
DE FE Y AMOR
Rosalía, llegó presurosa a
su casa, al verla su madre tan azorada le preguntó:
¿De donde vienes Rosalía
para respirar tan fatigada? La niña rodeó a su madre con los brazos y la
estrechó con fuerza. Su madre la miró con cariño y le dijo: ¿tu
quieres algo, verdad? Entonces la niña
le preguntó:
Mamá, ¿que es la fe? ¿Cuando se sabe cuando nace la fe? Por que mi señor me
dice que hay que tener fe.
¡Que pregunta, pequeña!
Verás: La fe nace por que Dios a veces nos pone pruebas para que nosotros
comprendamos que él esta ahí, aunque no se vea.
¿Y que cosas son esas, mami?
Son muchas, mi niña, pero te
voy a contar alguna. Verás, yo tengo mucha suerte por que él me ayuda siempre,
pero a veces ha sido muy coherente.
La primera vez que de verdad
vi que estaba allí fue así: “Yo cogí el reloj de la abuelita, era de mucho
valor para ella, yo no lo sabia, y me lo llevé a la campa todo el día.
Lo miraba cada poco rato,
¡que no se fuera a perder!, pero cuando pasó la novedad me olvidé de mirarlo,
hasta que iba a ir para casa. Ya se hacia de noche, la campa era grande y llena
de sendos en una entramada, yo quizás pasara por todos. ¿Cómo saber cual era en
el que se me había perdido? ¡Dios mío ayúdame! Empecé a suplicar llorando y
rezando a la vez a la vez que me llevara hasta donde estaba el reloj. Si no yo
sin su ayuda nunca lo encontraría, con mi llanto no veía el sendero. ¿Cómo le
decía a mama que lo había perdido? Yo quería morirme. La campa era muy empinada
y por uno de aquellos senderos que buscaba sin rumbo me resbalé, eché la mano
al suelo para no caer y la mano cayó sobre el reloj. Miré al cielo, cerré los
ojos y dije: “Jesús, gracias por estar aquí conmigo”. Me sentí llena de dicha
por saber que el era mi amigo.
ASÍ NACE LA FE.