Villardesilva -5 de Febrero de 1995

 

 

Querida Milagros:

 

          Te escribo esta carta para que veas que te quiero ¡igual que ayer! Tu viaje solo hace acrecentar más mi amor. ¿A que si hoy no te escribiese, ya estarías celosa? Y no sería justo por tu parte ni un reproche, por que tú ya sabes que cuanto te descubrí dentro de mi corazón, fue como si hubiese plantado la raíz del árbol de la felicidad.

 

          ¡Ya ves, si me equivoco después de ver estos siete retoñitos que nos han nacido! Y tú lo sabes cariño; que cada uno que ha brotado, más te he querido.

 

          Yo no dudo tu amor; se que me quieres. Lo he visto en tus ojos verdes cada mañana, en tu sonrisa tierna, cuando te despedías de mí recostadita en la ventana. Desde ayer la veo triste, porque no cuelga en ella mi rosa grana.

 

          Será por poco tiempo, ya queda poco para estar muy juntitos el uno del otro. ¡Y mientras tanto, yo aquí espero!, jugando con los niños, a risas, lloros y cacareos. Ya lo ves, son buenos y algo guerreros.

 

          Ahora mismo Eloy y Pancho se están zurrando… Tiran de la camiseta de Ringo Star, ¡Ya, ya! ¡Está volando!. Creo que a la edad de los amoríos ya están llegando. ¡Menudos guapetones! Serán de aquí a un tiempo, cuando sepan comportarse, con todo el amor que les hemos transmitido, y esa dosis grande de sentimientos.

 

          Tavi de pelo moreno, de tez blanquecina; Milagros, cual la nieve tierna y mimosita; Gina, como una estrella encendida se parece a su madre, tal cual bonitas; Chatita y Veli, ya sabes lo que son para esta casa, “dos cascabeles” cogidos de la mano a todos lados, ¡nunca se sienten solos! Va una para un sitio y el otro al rato.

 

          Ya me esta dando el sueño dulce, amor mío. Quiero dormir mucho para que pase pronto el tiempo. ¡Ya falta poco para poder estar cerca el uno del otro!

 

          Te fuiste antes de ayer, con cincuenta y cuatro años, y cuando nos encontremos yo ya seré un anciano; ¿o es que no recuerdas que he cumplido ayer ochenta y cinco años?

 

          Pero ya sabes mi amor que estas aquí, como hace muchos años.

 

          Mi querida Milagros, no te enviaré la carta hasta que yo personalmente te la pueda entregar en mano. ¿Ves como estoy triste? Por que te quiero con toda el alma.

 

          Espérame en el cielo mi ángel adorado, ¡que ya queda poquito para ir a tu lado!

 

 

                                                               JOSE GONZALEZ LOPEZ

                                                          

                                                         Villardesilva, 5 de Febrero de 1995