EL ADIOS

 

En mis mejillas tristes

tristes surcos de llanto,

de que sirve en la vida

quererte tanto.

 

¡Ay! Si se quiere

la pena es pena,

y el llanto, hiere.

 

Me hiere tu silencio

tu huida inmediata,

tu duda en retornar…

 

No seas ingrato

y si vinieras,

seria tu visita

tan bella y grata.

 

¡Te esperaremos!

y sino, tu espera,

que un día nos encontraremos

todos, ahí fuera.

 

             Villardesilva, 23-10-89