Quién fuera un bosque espeso
de esos que ya son muy
viejos,
pero siempre embellecidos,
que le resultan hermosos
a todos los seres vivos.
Ahí construyen sus nidos
construyen sus madrigueras,
tienen hogar para todos
no ocurre igual aquí fuera.
Que injusticia, ¡señor!
tratarle de esta manera,
tu te brindas cariñosa
y nos ofreces tu tierra;
y nosotros, como locos,
deshacemos tus praderas.
Pero un día te cansarás
y te enfadarás de veras,
reventarán las montañas
y se llenarán de hogueras.
Se derrumbarán las urbes
y se volverán arena,
para nacer después flores
cada año en primavera.
Villardesilva.