RUTA
FERRAMULIN-VISUÑA |
Camiño da Nova y cauce del rio Visuña
El Camiño da Nova era una vía de comunicación
que unía estas dos aldeas lucenses enclavadas en
la Sierra del Caurel. Por este camino
transitaron cientos de carros cargados de
mineral de hierro procedentes de las
explotaciones mineras del monte Formigueiros. El
destino de este mineral era para la ferrería de
Hórreos o Ferrería Nova, las ferrerías situadas
en el sur de O Courel y las diversas ferrerías
dispersas por todo El Bierzo.
También era muy frecuente el tránsito de
personas y ganado por este camino para poder
acceder a las distintas fincas y pastos
repartidas por toda la cuenca del río Visuña.
Además era paso obligado para los carros
cargados con vigas de madera procedentes del
Souto de Hórreos; el destino de estas vigas eran
las aldeas de Ferramulín y Visuña. Cuando eran
transportadas para la aldea de Visuña, tenían
que salvar una pendiente muy fuerte en el lugar
de A Petada da Ferrería. Era habitual que uno de
estos carros fuera tirado por tres parejas de
bueyes e incluso, en ocasiones, otra pareja de
bueyes se encontraba esperando en este lugar, en
previsión de que las tres parejas no fueran
capaces de salvar la empinada cuesta.
Nuestro camino empieza en
la aldea de
Ferramulín, en
el puente
sobre el río Visuña, en su confluencia con el
Selmo, al lado de “Casa Fina” un establecimiento
donde podemos hacer acopio de
bebidas y
refrigerio, transcurriendo por la margen
izquierda del río en dirección al molino de A
Aceña.
Cuando llevamos recorridos aproximadamente unos
300 metros y a la altura de un noble edificio
llamado A Casa da Ferrería, hay que desviarse a
la derecha por un camino que pasa justo
por
detrás de esta construcción.
Caminamos por el camino de carros entre
frondosos sotos de castaños y
todo tipo de
vegetación, volvemos al
nivel del río hasta encontrar un
puente de madera
que debemos cruzar, al comienzo
de una empinada cuesta, divisando
una construcción que debió ser un sequero de
castañas; para caminar ahora ya por la
orilla opuesta del río.
La senda, aunque no señalizada, se encuentra en
aceptable estado, de hecho, nos comentaron en
Ferramulín que había sido limpiada recientemente
por lo que, aunque en ocasiones pueda perderse
en algunas zonas, volvemos a encontrarla a poco
que examinemos las distintas alternativas que se
nos ofrecen.
Después de la última cuesta iniciamos un ligero
descenso con un edificio en ruinas a la derecha.
Aquí vuelven a mostrarse claramente las
señales
de las ruedas de los carros en el suelo
pizarroso.
Finalmente, llegamos a una zona de pastos
llamada A Fonte Grande donde
el rio surge de
nuevo del subsuelo, pues en las épocas de verano
el cauce permanece seco ya que desaparece
completamente por un sumidero al que llegaremos
al final de la ruta que nos ocupa.
Al lado de una casa medio en ruinas que se
encuentra en la salida del prado hacia la
carretera, junto a un pequeño
puente de madera, iniciamos la segunda parte de la ruta:
esta vez nos adentramos en el
cauce seco
y lo surcamos
rio arriba durante algo más
de un kilómetro, siempre con la carretera
a
nuestra derecha y aproximándonos paulatinamente
a ella pero sin llegar a tocarla. Aquí la
dificultad (y la verdadera aventura) reside en
las enormes rocas
y la espesa vegetación del propio rio que
debemos ir sorteando. Aunque en ocasiones
pareciera que no hay salida, se trata de no
desfallecer, siempre hay un hueco por el que
pasar; así la travesía resulta aún más
divertida.
Finalmente, los que no hayan abandonado y hayan
optado por incorporarse a la carretera,
llegarán
a un prado. En este lugar termina nuestro
periplo, solo nos queda observar el sumidero que
mencionamos antes, por donde desaparece el rio,
justo debajo del puente que lo cruza. Ahora se
encuentra tapado por las propias rocas que se
movieron al construir la carretera, pero cuentan
que antes se podía ver un enorme boquete de unos
dos metros de diámetro por donde incluso
llegaron a caer algunos animales despistados.
Como habrán podido deducir los más avispados, esta ruta puede hacerse en sentido contrario también, sin más que recordar los lugares que hemos ido mencionando pero situándolos en orden inverso a nuestro relato. Si alguien guarda alguna fuerza después del esfuerzo realizado, apenas a 3 Km, río Selmo arriba desde Ferramulín, se encuentra una cascada denominada Fervenza de Vieiros, por encontrarse cerca de esta aldea. Aunque en verano el rio baja mucho su caudal merece la pena disfrutar del espectáculo y los más osados, incluso, de un baño. Más información y rutas: |